Hacía meses que no vivíamos una boda real en Europa y estábamos deseando que llegara este sábado para vivir el “sí, quiero” de la Princesa Magdalena, hija menor de los reyes de Suecia, con el banquero estadounidense Chris O’Neill. Y es que es en estas grandes ocasiones cuando podemos presenciar una auténtica boda de cuento de hadas, ¿no creéis?
Imagen: Ewa-Marie Rundquist/Kungahuset.se
El escenario de la ceremonia no fue otro que la capilla del Palacio Real de Estocolmo y allí pudimos ver por primera vez el vestido de novia de la princesa Magdalena, cuarta en la línea de sucesión de su país. De la mano de su padre, la joven de 30 años hizo su entrada a la capilla luciendo un vestido de novia diseñado por el maestro Valentino Garavani. Como ya sabéis, Valentino lleva varios años retirado, pero en el caso de encargos especiales como este vuelve a coger la aguja para crear uno de sus mágicos diseños. El diseño de organza en seda plisada y encaje de chantillí estaba confeccionado en color marfil, a pesar de que a primer golpe de vista parecía inmaculado blanco nupcial.
Imagen: Kungahuset.se
Como ya es habitual en las bodas reales, Magdalena no arriesgó ni en la silueta de su vestido ni en los complementos. El tradicional y romántico escote barco dibujaba los hombros de la princesa para ajustarse hasta la cintura, en la que una serie de pliegues verticales marcaban el inicio de la falda rematada con un gran volante en el bajo.
Imágenes: Fredrik Sandberg y Jonas Ekstromer (Scanpix)/Kungahuset.se
Por supuesto la cola tuvo especial protagonismo, alargándose hasta cuatro metros por la capilla. Este tipo de cola es conocida como largo de catedral, ya que cuenta con más de dos metros de tela desde el vestido hasta el final. El espectacular velo, por su parte, estaba también confeccionado en organza con encaje de flor de azahar. Y como no hay princesa sin corona, la joven novia escogió la conocida como diadema del Rey Gustavo para coronar su look. Este accesorio, regalo de su padre a la reina Silvia en 1986, estaba decorado con flores de mirto blanco del palacio de Ulriksdal como marca la tradición de la casa real sueca.
Imagen: Kungahuset.se
Para el bouquet de flores, Magdalena eligió un sencillo ramo de de diferentes tipos de rosas blancas que iba a la perfección con el estilo clásico de su conjunto. ¡Precioso y muy discreto!
Imágenes: Ewa-Marie Rundquist/Kungahuset.se
Magdalena de Suecia y Chris O’ Neill se conocieron hace dos años en Nueva York y desde entonces no se han separado. Miradas cómplices, sonrisas y muchos nervios se sucedieron en la preciosa ceremonia religiosa que tuvo lugar el sábado a las cuatro de la tarde. Sin embargo, la redacción de Webnovias no lo he hemos podido evitar y hemos elegido dos momentos como los más bonitos de la boda real. Las palabras que dedicó a la pareja la princesa Victoria, heredera al trono y hermana mayor de la novia, y la canción que interpretó Marie Fredriksson, cantante de Roxette, fueron, sin duda, los minutos más emocionantes de toda la ceremonia.
Tras la ceremonia los recién casados se dirigieron al palacio de Drottningholm donde se celebró el gran banquete real, no sin antes pasear ante los miles de suecos que abarrotaban las calles de la capital sueca.
Imagen: Bertil Enevåg Ericson (Scanpix)/Kungahuset.se