Todo vuelve dicen. Esta temporada hemos podido ver como el velo ha vuelto a subirse a las pasarelas para recuperar la esencia original del look de la novia. De diferentes medidas, formas y materiales, este complemento convierte a la novia en una auténtica princesa de cuento de hadas. ¿Tú lo llevarás?
La leyenda que se encarga de recordar que ver la cara de la novia antes de la boda da mala suerte es la misma que nos traslada a la época en la que los enlaces eran arreglados por las familias, así que como veis la cosa viene de lejos. Esta costumbre nació en la Roma y Grecia antiguas como un elemento de protección ante los malos espíritus, pero no fue hasta el siglo XX cuando el uso del velo se extendió por todo el mundo. Símbolo de modestia, pureza y virginidad (virtudes muy apreciadas en su momento), a la hora de descubrir la cara de la novia el prometido aceptaba a la mujer que se tenía que convertir en su esposa. ¡Sin reparos!
Hoy en día esta tradición ha perdido fuerza y el velo se ha convertido en un accesorio más para aquellas novias de carácter clásico que apuestan por una ceremonia tradicional. Como en el caso del vestido de novia, el color blanco es el dominante en los velos, eso sí, siempre jugando con la gama que oscila entre el blanco roto, el beige o el vainilla, según el gusto personal de cada una de vosotras.
La clave: el tejido
Es en las telas donde los velos de novia encuentran su punto de exclusividad. Hoy en día, este accesorio está elaborado con materiales que intentan alejarse de la imagen demasiado barroca de otras épocas. Por ejemplo, imagina la típica novia que se casa al aire libre con un encantador aire bohemio. Su velo, por supuesto, irá acorde al resto de la boda y se aleja (muchísimo) del look de novia más convencional. Por eso, tejidos como el tul, los chantillís, la gasa o la organza se acostumbran a rematar con pequeñas aplicaciones o detalles de pedrería para crear un conjunto sofisticado y trabajado. Aunque la tradición establece que el velo tiene que ser largo, hoy es posible encontrarlo en todo tipo de medidas. Puede sujetarse al peinado con algún broche o tiaras o, si se prefiere ser original, se puede jugar a rodear las muñecas de la novia como si se tratara de una capa, entrecruzar el velo por encima del cuerpo o utilizarlo como un abrigo.
Una costumbre muy de moda y que nos encanta es recuperar este complemento de algún miembro de la familia porque dará un punto muy emotivo y, porque no, vintage a la imagen nupcial. En estos casos los blancos envejecidos, los encajes y las puntillas serán vuestros mejores aliados si queréis conseguir un total look de impacto.