Como ya viene siendo habitual, el desfile de vestidos de novia de Jordi Dalmau sobre la Pasarela Gaudí Novias se ha convertido en un auténtico show, una combinación ejemplar de diversión y moda que no ha dejado a nadie indiferente. Acompañado por tres bailarinas, el diseñador ha dado paso a Esencia de hadas, una colección que sigue los pasos de las anteriores temporadas con los elementos que le han otorgado un inconfundible sello de identidad.
El color en todos sus matices, las faldas desmontables y reversibles, así como los cuerpos encorsetados de inspiración medieval han convertido a las novias en improvisadas protagonistas de un cuento de hadas. Uno tras otro, de rojo a verde, pasando por marrón y estampados varios, los colores han teñido las sedas naturales, los brocados y el tul que formaban los vestidos.
Por primera vez, Jordi Dalmau ha cedido cierto terreno al blanco más nupcial con diseños más recatados para las novias clásicas, sin renunciar a su personal estilo con faldas asimétricas y corsés que evocan la moda íntima.
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