Rafael Urquizar, diseñador malagueño con extensa experiencia en el sector de la moda, ha presentado su colección nupcial 2015 en la primera edición de la Pasarela Costura España. En el segundo desfile de esta especial jornada dedicada a la moda para bodas celebrada ayer en el Palacio Cibeles de Madrid, pudimos ver tanto vestidos de fiesta para invitadas como diseños para novias muy especiales. Bajo el nombre Con puntadas de amor, Rafael Urquizar pretende realizar un sutil homenaje a las tradiciones de Andalucía, con diseños artesanales y líneas muy depuradas en las que predominan las figuras onduladas y los cortes en la cintura.
Pero comencemos con los vestidos de fiesta. Para las madrinas e invitadas a las bodas del 2015 Rafael Urquizar apuesta por la sofisticación con vestidos de fiesta entallados hasta la rodilla y largos de silueta sirena. Feminidad en estado puro. Predominan asimismo los conjuntos de dos piezas, incluso con pantalones rectos que logran un efecto de lo más chic.
Transparencias, cortes peplum, filigranas de flores, mucha manga larga y cinturones anchos con aplicaciones doradas predominan en una colección 2015 elaborada en colores intensos como los rojos y azules pero también con alguna licencia al negro y dorado.
Respecto a los vestidos de novia, Rafael Urquizar propone diseños arquitectónicos en los que adquiere importancia el trabajo de drapeados y volantes en pecheras, mangas y cinturas. El corte peplum vuelve a aparecer sobre la pasarela, como también lo hacen los vestidos de novia de manga larga, que tanto vimos en la pasada edición de la Pasarela Gaudí Novias.
Los mikados y las gasas se combinan en la colección Con puntadas de amor en la que destacan, por un lado, los vestidos pesados y con cuerpo y, por otro, los diseños más etéreos, con colas ligeras y faldas de gran movimiento. Las transparencias en sobrecuerpos y camisas destacan la sensualidad de una novia con mucha personalidad que, por qué no, se viste también con pantalón e, incluso, un mono, sólo apto para las más atrevidas.
El blanco viaja desde sus gamas neutras hasta el nude, en una paleta de tonalidades que dulcifican la presencia de la novia y que se completan con toques en dorado mediante incrustaciones tridimensionales y cinturones, como ya vimos en los vestidos de fiesta.