¿Quien dijo que el pastel de boda ya no se lleva? Hay otras opciones, es cierto, pero siendo fieles a la tradición no vemos una guinda más dulce al banquete que un maravilloso pastel de bodas que deje impresionados a todos los invitados. Para este post, además, nos hemos decantado por el romanticismo, por las tartas nupciales de toda la vida reinventadas con un toque de fantasía actual en forma de flores de azúcar y delicadas decoraciones.
Imagen: This Modern Romance
Vía: Green Wedding Shoes
El rosa es el color del amor más delicado así que no puede faltar en una tarta romántica. El blanco, el crudo y los colores pastel (nunca mejor dicho) resultan también ideales para un postre muy nupcial. Como también será perfecto que tenga varios pisos y un aspecto imponente, aunque sin excederse, manteniendo siempre el buen gusto.
Pastel de boda de Atelier Sucrème.
Pasteles de boda de Sweet and the city y Cakes Haute Couture.
Imágenes: Sarah Kate Photographer y Fubumedia vía: Style Me Pretty
Respecto a los sabores, el abanico es enorme y depende de vuestros gustos personales aunque sin olvidar que deben ser siempre ingredientes de máxima calidad. Es recomendable no arriesgar para conseguir así agradar a todos los presentes, aunque, seguramente, ya habrán sido seducidos previamente por su bonita apariencia.
Pasteles de boda de CookieCake y de Mar de azúcar.
Lograr la tarta perfecta para vosotros depende también del taller de pastelería que hayáis contratado, hablad con ellos, transmitid lo que queréis y se ocuparán de crear un diseño personalizado y exclusivo para vuestra boda. ¡Será un recuerdo inolvidable!
Pastel de boda de Art and Sugar.
¿Un poco de historia?
Si apostáis por esta opción seguramente os gustará saber de dónde viene la tradición del pastel de bodas. Tiene su origen en la Antigua Roma, donde era típico que al terminar el banquete se partiese un pan por encima de la cabeza de la novia como símbolo de fertilidad y larga vida de la pareja. Se consideraba que las migas al caer daban buena suerte por lo que los invitados se agachaban para recogerlas. Esta costumbre se mantuvo durante años aunque con diferentes variantes.
Pastel de boda y mesa de dulces de Nada convencional
En el siglo XVII, por ejemplo, se apilaban los pasteles caseros que llevaban los invitados -de ahí la costumbre de los pasteles de varios pisos- y después se repartían entre todos los presentes también como reparto de buena suerte. Después de saber esto, ¿quién se resiste a un trocito de pastel?