¡Cuántas veces habremos oído eso de «tendrías que casarte ahí», «tendrías que invitar a tal»…! Pues este post, más que un escrito para inspirar, es un manifiesto para todos los novios que se van a casar y que sufren del síntoma llamado familiares y amigos que se creen que la boda también es suya.
¿Aún no saben que la boda es cosa de dos? ¡A partir de ahora sí!
Casarse es un momento precioso, es de lo más bonito que le puede pasar a uno por eso hay que disfrutarlo: porque es y será vuestro día. Todos aquellos que hacen de «pepitos grillos» ya se han casado y ya han vivido su día, así que ahora os toca a vosotros.
¿Por qué digo eso? Fácil: algunas novias con las que trabajo tienen el problemilla de tener que adaptarse a los gustos de los padres o suegros, a las costumbres familiares o tradiciones.
¿Qué tenéis que hacer? ¡Plantaos!
Imagen: Closer to Love Photography
Vía: Style Me Pretty
Con esto no estoy diciendo que creéis una disputa familiar pero sí que tenéis que ser fuertes y hacedles entender que es vuestra boda, vosotros decidís. Que el restaurante que a ellos les gusta más es fantástico pero no vuestro tipo de boda. Que llevar un vestido bien recatado y de princesita será el sueño de la madre, la abuela o la mejor amiga pero no es el vuestro. Que invitar a la tía de la amiga de mi madre sería genial para ella pero no la conocéis ni de vista y no tenéis por qué.